A medida que vamos creciendo y nos vamos desarrollando en sociedad, tenemos que aprender a controlar las emociones y una de ellas es la frustración de no conseguir que las cosas salgan como queremos o que las personas respondan como nosotros queremos.
Esa parte de autocontrol o de gestión que nos es difícil y lo gestionamos haciendo llamadas de atención a los demás u obligando a los demás a que nos hagan caso.
Para ello se pueden llegar a extremos en el que no se respetan los derechos básicos de los demás, así como las normas y reglas sociales propias de la edad.
El problema de conducta es una conducta disruptiva, invasiva con el objetivo de gestionar nuestra emoción negativa, o para entender que el otro nos haga caso o haga lo que nosotros queremos.
Esta conducta tiene un patrón repetitivo, perturbador o agresivo que rompe la disciplina alterando la armonía de un grupo y ocasiona problemas en el proceso de enseñanza, aprendizaje y atención. Siempre y cuando no se explique por ningún otro trastorno o patología
En algunos niños llega a ser un verdadero problema y llegar a afectar seriamente el desarrollo social del niño, repercutiendo en otras áreas de su desarrollo como en el intelectual, en el motriz, en el escolar…