Cumplir años supone muchas veces un motivo de alegría, pero también puede despertar cierta inquietud respecto a lo rápido que pasa el tiempo y acerca de cómo envejecemos.
Envejecer es un algo natural que no tiene por qué ir asociado necesariamente a enfermar, depender, etc. Envejecer es un proceso progresivo que afecta a todos los seres vivos por el simple hecho del paso del tiempo; pero, ¿qué conlleva? Cambios físicos, psicológicos y sociales que se producen como consecuencia de tener una determinada edad.
A su vez la vejez también puede ser una etapa llena de oportunidades en la que desarrollar “mi proyecto de vida”: informarnos, pensar y decidir cómo queremos vivir esa nueva etapa de nuestra vida. Esto supone desarrollar hábitos de autocuidado; elegir actividades que sean fuentes de placer, de esparcimiento y de desarrollo personal, sin dejar de participar en la sociedad. Desarrollar nuestro proyecto de vida conlleva mejorar nuestra calidad de vida, y por lo tanto, experimentar un mayor bienestar.
Normalmente nos referimos a personas que han cumplido la edad de jubilación. Actualmente cumplir 65 años (67 en el futuro) está asociado en nuestra sociedad a un importante cambio en nuestra forma de vida: la jubilación. Deseada por muchos y no tanto por otros, jubilarse supone tener unas ciertas ganancias (tiempo para practicar mis aficiones, para disfrutar de mi familia y de mi pareja; estabilidad económica; no preocuparse por si voy a mantener el puesto de trabajo, etc.); pero también supone muchas veces una serie de pérdidas (relaciones personales; rutinas; pérdida de recursos económicos…), lo que llamamos el “rol laboral”. Algunas personas sufren esta pérdida y necesitan un tiempo para adaptarse a la nueva situación. El balance que cada uno hace de su jubilación es lo que provocará que la viva como una pérdida o como una oportunidad para dedicarse a satisfacer otras facetas a las que no había podido prestar la atención deseada.
A veces también vivimos pérdidas a nivel personal de otro tipo: hemos criado ya a nuestros hijos y parecen no necesitar tanta ayuda, algunos de nuestros amigos han enfermado o fallecido…
Pero no sólo se puede hablar de pérdidas: también hay que decir que la capacidad de aprender se mantiene (aunque el ritmo sea más lento): se aprenden y desarrollan nuevas habilidades (por ejemplo las nuevas tecnologías), algunas de las cuales sirven para afrontar pérdidas (conocer a más personas, o desarrollar nuevas aficiones).
No es posible esbozar una imagen concreta de “la persona mayor”, ya que nuestra vejez dependerá de cómo somos cada uno de nosotros en concreto, de nuestro carácter, de nuestras experiencias, de nuestra educación, del entorno en el que vivamos, de nuestras costumbres y preferencias. Hemos sido personas distintas, y así sucederá también durante nuestra vejez: con problemas, preocupaciones y necesidades distintas.
Últimamente hemos oído hablar mucho del “envejecimiento activo”, ¿qué quiere decir esto? Significa permanecer vital físicamente, alerta mentalmente y con plenitud emocional en esta etapa final de la vida: actividades educativas, recreativas, culturales y sociales, actividades de voluntariado, y participación diaria en la vida familiar y/o comunitaria. Y este es el nuevo reto.